¿Por qué queremos tanto a Sex Education?

La serie británica furor que se transmite a través de una reconocida plataforma de streaming, ya lleva tres temporadas al aire desde su estreno en enero de 2019. Con promesas de seguir sumando episodios, no cesa de poner en pantalla temáticas relacionadas con la educación en sexualidad.
Por Maria Inés Alvarado
Creada por la guionista Laurie Nunn, tiene todos los guiños de la comedia dramática británica. Personajes exageradamente estereotipados que viven situaciones disruptivas que pasan de la risa al llanto, describiendo cuestiones de la vida privada con altura y sin perder la autocrítica. Con ciertas dosis de sutileza en las formas de hablar de temas de sexualidad, pero que no pierde el típico humor negro inglés, sabe provocar desde la pantalla del televisor y lograr que todo lo prohibido (o televisivamente censurable) pueda ser visto como natural y gestar la posibilidad de abrir el diálogo.

A lo largo de los veinticuatro capítulos ya emitidos y de la mano de los conflictos en relación a la sexualidad que transitan sus personajes adolescentes -y las personas adultas que comparten familia y escuela- se puede profundizar temáticas como la iniciación sexual, la búsqueda de la identidad, las diversidades sexuales, el placer, las relaciones sexoafectivas e, incluso la maternidad en la madurez y las familias ensambladas.
Desde el comienzo de la primer temporada, Otis y Maeve, sus jóvenes protagonistas, ven la necesidad de cubrir la demanda estudiantil sobre educación sexual, poniendo una clínica sexual algo singular, en un baño escolar abandonado, para brindar asesoramiento en la escuela del ficticio pueblo de Moordale. De ahí en más en cada capítulo se abordan temas que pueden considerarse tabúes en algunos ámbitos pero que ponen de manifiesto la falta de Educación Sexual que hay en las instituciones educativas. Si bien la serie no propone el abordaje integral de la sexualidad que describe la ley 26150, sirve como puerta de entrada para el tratamiento de temáticas que son necesarias llevar a las aulas: orgasmos fingidos, masturbación, aborto, homofobia, drag queen, entre otros.
A lo largo de la segunda temporada, el estricto Michael Groff, director de la Escuela Secundaria Moordale sumado a un intempestivo brote de clamidia, deja en claro que la sexualidad es un tema que debe será manejado por personas adultas, y en contraposición al consultorio
sexual de Otis y Maeve, le ofrece a la Dra. Jean Milburn, una conocida terapeuta sexual y madre de Otis, que se haga cargo de manera institucional de los problemas sexuales de los chicos y las chicas de Moordale High. En estos capítulos la mirada adultocéntrica genera rispideces con la demanda adolescente y no escapan a ella situaciones tragicómicas en relación al placer, el deseo, el divorcio y las adicciones. Se anima a tocar temas como la pansexualidad, los abusos y los sentimientos sexoafectivos de un joven con discapacidad.
Durante el transcurso de los últimos ocho episodios la trama gira en torno a la rebelión. A partir del incidente de la clamidia del año anterior, los medios tildan a Moordale como “la escuela del sexo” y una joven y estricta directora busca cambiar la imagen de la institución, promoviendo el camino de la abstinencia como modelo a seguir. Sus ideas conservadoras pero disfrazadas de modernas, y usando la manipulación como estrategia, pone de manifiesto que las normas impuestas son para romperlas, y de ahí en más cada personaje comienza a tomar vuelo y crecer de a poco hasta alcanzar un lugar de protagonismo que le da importancia y lleva a analizar la diversidad de temas que pueden abordarse en una serie de este tipo.
Sin duda, el hecho de que esté disponible en una plataforma de streaming, le otorga masividad y popularidad. Según el periodista especializado en cine y series Ariel Hergott, en una nota publicada en el portal Redacción, hace una analogía con la serie televisiva Skins, del año 2007 -también británica en su primera versión- en relación a la forma en que son abordados los temas de sexualidad adolescente. Sex Education “muestra sin tapujos, sin censura, todo lo que tiene que ver con el lenguaje, las imágenes y lo que sea necesario. Esa es una posibilidad que te otorga la plataforma, porque si se emitiera en la tele abierta habría que tener cierto cuidado con los horarios de protección al menor, el lenguaje y ese tipo de cosas que son históricas dentro de la televisión más tradicional”. Sumado a esto, clasifica al grupo de actores y actrices como “un gran casting (…) con mucha personalidad, (…) un guion muy sólido” y un abanico de situaciones cotidianas que son frecuentes en todas las sociedades actuales.
¿Por qué queremos tanto a Sex Education? Porque con su humor negro, hilarante, irónico y descarnado, logró que hablemos de sexo en las aulas, en las cenas familiares y en las salas de docentes. Porque permite que la educación en sexualidad sea un discurso permitido, que, si bien no alcanza el propósito de la ESI, habilita el espacio para entender que hablar de sexo no es hablar de penetración y que hablar de sexualidad es habilitar espacios de diálogo, escucha, empatía y sinceridad y al ejercicio de una sexualidad libre de discriminación y de violencias.