Amalia Domé, una precursora en la ESI

Amalia Domé, una precursora en la ESI
Amalia Domé es una docente jubilada que comenzó a trabajar la Salud Sexual y Reproductiva en los años 90, convirtiéndose así en una precursora de la Educación Sexual Integral. En diálogo con Diario Digital Femenino, Domé relató su experiencia y las dificultades con las que se encontró en aquel momento.
Por: Lenny Cáceres y Sofía Pérez Leguizamón
“En 1992 yo trabajaba como maestra en una escuela con población educativa vulnerable, la escuela 6 del distrito 21, de Villa Lugano, un barrio de la Capital Federal”, contó Domé y explicó que en aquella época le “tocó trabajar en sexto y séptimo grado en áreas de Lengua y Ciencias Sociales. Entonces, se me ocurrió, dada la problemática que había ahí, generar un proyecto para que vinieran médicas, ginecólogas y les explicarán a lo niños cómo era esto del nacimiento, la conexión con el otro en la infancia, cómo era nuestro aparato reproductor femenino, masculino, y así surgió”.
Domé comentó que presentó el proyecto, pero tanto la directora y la vicedirectora no se lo quisieron aprobar, debido a que consideraban que “no era pertinente hacer algo así en sexto y séptimo grado, que era algo que no se había hecho nunca y que ellas no estaban de acuerdo en hacerlo”.
Sin embargo, Domé no se quedó con esa negativa y decidió ir a ver al supervisor del distrito, “Alguien que estaba por encima de ellas. Este señor, de apellido Pastorino, me lo aprobó y volví a la escuela con el proyecto aprobado”.
“Ahí llame al hospital y a las medicas, que tuvieron un primer encuentro con los niños de sexto y séptimo, y luego seguí yo sola haciendo todo el proceso en base a un buzón de preguntas, en base a charlas dentro del aula, no separando los niños y las niñas. Era algo que me propusieron, que si era solo para las niñas podría ser, pero yo no quise. Tuve bastante rechazo con mis compañeros docentes y con la directora. Nunca se acercaron, ni siquiera vinieron a presenciarlo cuando estaban las medicas del Santojanni”, agregó.
Domé recordó que solo había “un equipo, en el Santojanni”, que “no había ningún otro equipo de todos los otros hospitales de Capital Federal trabajando en esto. Eran cinco ginecólogas, que se habían reunido para que si uno pedía formalmente la visita de ellas, iban a cualquier escuela de Capital Federal”. Pero, la única escuela que visitaron fue la de Domé, “porque no había más pedidos”.
“Educar no es solo dar clases de Lengua”
La docente explicó que una de las problemáticas que tenia la comunidad era el embarazo adolescente. “Yo no tuve ninguna alumna con embarazo precoz, pero si sus hermanas que habían dejado el colegio para poder criar a sus hijos. Eso me angustió y me preocupó, creí que había que hace algo, educar no es solo dar clases de Lengua o de Ciencias Sociales”.
Por estos motivos comenzó el proyecto junto al equipo médico. “Yo ya había hecho un curso en el Santojanni de ‘Educación sexual y paternidad responsable’, así se llamaba el curso, y luego de hacerlo me encantó. Me dio fuerzas para empezar a luchar por esto y lo quise implementar en la escuela. Porque sino no tenía sentido que yo supiera mucho y no se lo pudiera transmitir a mis alumnos”, indicó.
“Ellos primero con cierta reticencia, se reían cuando hablaba de la vagina, de los órganos reproductores, pero solo al principio. Cuando pasaron dos meses, podían hablar en voz alta, adelante de los demás, en un aula mixta de estos temas sin sonrojarse y sin hacer risas por detrás”, agregó.
Para Domé, eso se trató de un importante avance, “el poder hablar de temas sexuales entre ellos y con las docentes, me pareció un avance impresionante, porque era lo que yo había vivido siempre. Los chicos podían hablar de cuestiones sexuales, incluso, incorporando el percibir su sexo, que había otras maneras de conectarse sexualmente, entre hombres, mujeres. Hablamos de gay, de identidades y era todo lo que yo había aprendido, porque se hablaba de identidad de género en el curso que hice. Me llamo la atención, porque no había ido a otro curso de perfeccionamiento docente en que se hablará de incorporar esto en el ámbito docente”.
La aparición de la ESI
En el año 2006 se aprobó la Ley de Educación Sexual Integral. Para la docente, “fue como un éxito a nivel social”, debido a que “no tenia que andar escondiéndome”.
“Esto que yo hice un poco como a escondidas, un poco porque los padres sabían. Se hizo una reunión con todos los padres de esos chicos que iban a tener el proyecto y eran padres de la villa 20, que no tiene que ver con el nivel cultural, cuando uno les puede explicar a los padres el valor que tiene, es un proyecto que uno lo siente muy valioso y no hubo ni un solo padre que se opusiera. Yo les había adelantado que el padre que no quisiera que su hijo tuviera el curso, las horas que venían las doctoras o que yo iba a tratar el tema podía no venir y estaba autorizado”, explicó.
“En ese momento ya se llamaba educación sexual, se hablaba de maltrato, de abuso sexual. Cuando estuve en este curso había un libro que lo tomamos como cabecera que hablaba de todo tipo de maltrato y estaba incluido el abuso como maltrato, lo leí mucho y trabajamos sobre ese libro”, destacó.
Luego, Domé siguió con “con las directivas que me habían dado en el curso y lo fui haciendo sola. Al año siguiente, cambiaron las directivas y vino un director que acepto perfectamente que hiciera el curso en primer grado. Pase a primer grado y me encantó, y en jardín había una persona que estaba también con el proyecto, entonces lo seguí adelante hasta que me jubile en el año 2011. Para cuándo me jubile ya estaba la ESI, estaba más libre, no tenia que andar escondiéndome”.
Abuso en la infancia
Domé recordó que los docentes más jovenes “no se enganchaban. No sé si porque resultaba trabajoso incursionar en esa temática, que era ya prohibida desde el título, lo sexual desde la infancia. A veces ayuda saber los casos que hay y en los que están totalmente desprotegidos que son los de abuso sexual intrafamiliar”.
Incluso, precisó que tuvo casos “con mis alumnos de primer grado. Hacíamos charlas una vez por semana con los chicos para contar lo que nos pasaba y así habilitar la palabra para que pudieran contar lo que quisieran. Nos sentamos en ronda, en el suelo, entonces los nenes chiquitos, tienen esta cosa de la no prohibición de la palabra y contaban lo que les hacía el papá, la mamá, el maltrato”.
“Ahí surgían casos de abuso sexual automáticamente. Yo hacía el informe y entraba el equipo de equipo orientación escolar, que citaba a los padres ya sabiendo esa problemática. Era un solo equipo para todo el distrito, el trabajo era muchísimo con la cantidad de escuelas. Pasaban el informe y eran derivados los papás y el nene o nena a la casa cuna para que los tratara un psicólogo”, detalló.
De todas maneras, comentó que hubo casos en el que las familias “se enteraban y sacaban a los hijos de la escuela e iba a otro distrito, pero cuando pedían el traslado tenían que dejar escuela y distrito. Yo me contactaba con la directora de La Matanza, porque se los llevaba lejos, y llamaba avisando que tenia un alumno que iba a ir a su escuela con un traslado e informaba que era víctima de abuso por el papá, le mandaba el informe”.
Redacción Diario Digital Femenino
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