Con la ESI hablemos de consumo

La polémica que comenzó en las redes sociales sobre la difusión de folletería realizada por el municipio de Morón, que difunde información sobre el consumo de drogas, desató opiniones a favor y en contra acompañado como muchas otras veces, de una gran tergiversación de lo realmente importante.
Por María Inés Alvarado*
El folleto, que fuera distribuido por la Dirección de Juventudes del municipio de Morón durante el fin de semana en un festival para jóvenes, incluía recomendaciones para consumidores de marihuana, pastillas y cocaína del tipo de «Si vas a consumir, acordate de estos consejos» ó “Andá de a poco o despacio”, en una campaña de reducción de riesgos que es la política que se viene desarrollando desde hace varios años en nuestro país y en el mundo.

Frente a las fuertes críticas y opiniones moralistas de sectores políticos, la Dirección de Juventudes del Municipio de Morón debió difundir un comunicado expresando la importancia del paradigma en el cual se enmarca el Programa de Reducción de Riesgos y Daños asociados al consumo de sustancias psicoactivas legales e ilegales, que lleva adelante la comuna, el cual busca desplegar políticas socio-sanitarias que protejan la salud de quienes consumen.

En diálogo con Graciela Touzé, presidenta de Intercambios Asociación Civil, explicó que “la política de reducción de riesgos y daños es un enfoque de trabajo respecto a los consumos de sustancias cuyo objetivo central busca minimizar los efectos perjudiciales que pueden vincularse con el consumo de sustancias psicoactivas”. Agregó también que “cuando se habla de reducción de riesgos y daños, se busca reducir los efectos de todo tipo, tanto los primarios, que es la propia naturaleza de la sustancia, como la resaca luego de la ingesta de alcohol, pero también reducir los efectos secundarios que no tiene que ver con la naturaleza de la sustancia, sino con la respuesta social que hay frente a la sustancia: la estigmatización o la criminalización que se liga con las sustancias declaradas ilegales”. Desde este enfoque, la licenciada explica que “se intenta minimizar esos efectos y así trabajar para que las personas que usan drogas no sean estigmatizadas ni discriminadas, ni se las persiga”.

Describe la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar), en su Plan Nacional de Reducción de la Demanda de Drogas 2016 – 2020, que “La problemática del consumo de drogas es un fenómeno multifactorial, que implica un desafío para el Estado Nacional. (…) El consumo de drogas implica una serie de costos para la sociedad, tanto en el plano social, económico, político y ambiental; constituyendo un problema que exige un abordaje integral, equilibrado y multidisciplinario”. Agrega, también que es importante proponer una política pública de drogas que reconozca a las personas usuarias desde el rol de ciudadanía activa en el ejercicio de sus derechos, que debe ser abordada desde un enfoque integral en ámbitos sociales, educativos y sanitarios, con el objetivo de diseñar e implementar intervenciones de inclusión, especialmente a todas aquellas personas que presenten dificultades en el acceso a servicios de salud y educación; al mundo del trabajo y al pleno desarrollo de las capacidades personales y sociales.
Para la Lic. Touzé, este enfoque, propuesto por el mayor organismo nacional a cargo de coordinar políticas públicas enfocadas en la prevención, fue evaluado, validado y recomendado por organismos de Naciones Unidas para prestar atención, asistencia y acompañamiento de personas con consumos problemáticos. “El uso de sustancias psicoactivas ha estado presente en la humanidad desde siempre. Muchas personas consumen sustancias, ya se legales o no y muchas personas no pueden o no quieren dejar de consumirlas. La importancia de usar este enfoque es el de proteger, cuidar la salud de esas personas que están poniéndose en riesgo y lo que se intenta es que puedan gestionar mejor esos riesgos e incorporar prácticas de cuidado cuando utilizan esas sustancias”, explica. La Asociación de Reducción de Daños de Argentina (ARDA), explicó frente a la polémica, que el objetivo de las recomendaciones inscriptas en los folletos, no era fomentar el consumo, sino brindar información para minimizar los riesgos asociados a esta actividad y, así, abandonar la hipocresía que existe socialmente en torno al consumo.
“Desde la mirada de la ESI, este enfoque es totalmente coherente, dado que ambas perspectivas intentan instalar prácticas de cuidado” -agrega Touzé, quien lleva trabajando desde hace años desde la Fundación que dirige, una serie de políticas para la construcción y aplicación del conocimiento de los problemas relacionados con las drogas, desde una perspectiva de derechos humanos que incluye la gestión de riesgos y reducción de daños y vulnerabilidades. “Desde la institución estamos azorados con la polémica creada. No nos genera otra reacción más que pensar cuanta moralina, que poco pensamiento crítico, la mirada puesta en el castigo, la persecución y el punitivismo. Lamentamos mucho esto que pasó frente al enfoque que plantea el cuidado hacia las personas”.
Quienes trabajamos la ESI en las instituciones educativas sabemos que todas las acciones que impliquen reducir situaciones de violencia y de abuso, van de la mano con la protección integral de las personas, sobre todo si hablamos de jóvenes. “El Programa de Reducción de Riesgos y Daños es un paradigma de cuidado, de respeto por las y los sujetos, en la toma de sus decisiones, en el acompañamiento por una coherencia de pensamiento valorativo”, concluye la experta en el tema. Hablemos de consumos en las aulas, no esperemos que los medios de comunicación invadan con sus mensajes confusos que desinforman. Que la ESI sea también la puerta de entrada para generar la información necesaria para contribuir, no solo en la prevención, sino también en la reducción de daños y riesgos desde una mirada que no juzgue ni discrimine.