Día Internacional contra el acoso escolar y el ciberacoso

El 2 de mayo se celebra el Día Internacional contra el acoso escolar (Bullying) y todas sus manifestaciones, incluido el ciberacoso.
Esta fecha fue propuesta por la ONG Bullying sin fronteras, a partir de la necesidad que madres, padres y otras organizaciones no gubernamentales ve ían como un terrible y cada vez mayor peligro para la población infantil y juvenil. En 2013 la conmemoración fue aprobada por la UNESCO, y reconocida por el Senado argentino, con la finalidad de tomar conciencia y visibilizar esta problemática.
Para trabajar el bullying, es necesario un abordaje basado en los principios de los Derechos Humanos, que ayude a comprender que la prevención y desnaturalización de las situaciones de acoso son inherentes al rol docente, pero que deben trabajarse conjuntamente con las familias, para que tomen conciencia acerca de la gravedad de esta forma de violencia y se involucren.
Es por esto que se hace indispensable que las instituciones educativas tengan una cabal conciencia de la gravedad de esta forma de violencia y se involucren actuando, para modificar así las situaciones de hostigamiento.
La pandemia de COVID-19 pone en jaque estos temas y el contexto actual hace necesario reforzar la prevención, no solo en las escuelas, sino también dentro de los hogares, ya que niños, niñas y adolescentes pasan mucho tiempo en las plataformas digitales, aumentando los riesgos de hostigamiento e intimidación en redes sociales. Por eso es que se hace imprescindible el involucramiento de las familias, las que deben trabajar codo a codo con las escuelas, hablando con sus hijos e hijas sobre los distintos tipos de violencias, ya sean físicas, verbales o simbólicas.
La ESI, desde sus cinco ejes, debe abordar el respeto por la diversidad, la importancia de valorar la afectividad, la prevención de abusos y las diferentes formas que adquiere la violencia en el trato entre niños, niñas y adolescentes, que se manifiestan a través de amenazas, intimidaciones, manipulación y/o agresiones físicas, produciendo marcas imborrables en quienes los sufren.
Síntomas como el bajo rendimiento escolar, de depresión, baja autoestima, autoflagelos y deseos de acabar con sus vidas son características que muestran que una persona está sufriendo algún tipo de acoso. Según UNICEF, uno de cada tres estudiantes es víctima de este mal social.
Este 2 de mayo sumemos un granito de arena para acabar definitivamente con estas prácticas. Como docentes, ayudemos a crear conciencia de la importancia de terminar con este flagelo, involucrando a las familias y trabajando por una sociedad libre de violencias en las escuelas y en sus prácticas virtuales.