Fortalecer las juventudes es crear futuro

En 2014, la Asamblea General de la ONU proclamó al 15 de julio, como el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud con el objetivo de concientizar sobre la importancia de invertir en el desarrollo de las habilidades de la juventud.
¿Cuál es el objetivo de esta celebración? Específicamente que se visibilice la importancia de desarrollar un diálogo efectivo entre la juventud, las instituciones escolares, las de formación técnico-profesional, las empresas, las organizaciones que nuclean empleadores y trabajadores y todas aquellas personas físicas y políticas que están encargadas de formular políticas públicas para el desarrollo.
¿Por qué es importante celebrar un Día de las Habilidades de la Juventud? Porque en la actualidad y a nivel mundial, la población comprendida entre los 15 y 24 años asciende a unos 1.200 millones, lo cual representa el 16% de la sociedad mundial, conformando un colectivo estratégico que contribuye ampliamente en el avance y futuro desarrollo de las sociedades.
¿Qué se espera de tener un día por y para la juventud? Que se manifiesten las habilidades propias de cada joven para empoderarles y que sean influyentes en el mundo, comenzando desde sus comunidades, para el logro de sus objetivos de vida. Sin las juventudes será imposible conseguir sociedades justas y sostenible ya que la participación activa de jóvenes resulta fundamental para alcanzar las metas establecidas para el 2030: sociedades sostenibles, inclusivas y estables; impactos del cambio climático, el desempleo, la pobreza, la desigualdad de género, los conflictos y la migración.
¿Qué es necesario remarcar este 2021? Con la prolongación de la pandemia por COVID-19, las habilidades de la juventud se van a encontrar con nuevos problemas cuando salgan de esta crisis, dado que la formación se ha visto mermada o interrumpida y quienes hoy tienen entre 15 y 24 años son quienes más sufren las consecuencias socioeconómicas y culturales de la pandemia. Los cambios en las formas de aprendizaje, junto a la deserción escolar por falta de infraestructura hicieron difícil la continuidad pedagógica, la imposibilidad de interacción física y el encierro, suponen retraso en el aprendizaje y la capacitación para el mundo laboral y afectivo, y afectan severamente la formación técnica y profesional, la posibilidad de autonomía en el hogar y la inserción en el mercado de trabajo, especialmente en las mujeres y personas de la comunidad LGBTQ+.
Qué se puede hacer? La ONU sugiere “Reimaginar las habilidades de la juventud tras la pandemia”, o sea, formular y ejecutar políticas orientadas a la formación y capacitación técnica y profesional de los jóvenes, dotándolos de habilidades estratégicas, resilientes y creativas para enfrentarse al impacto socio-económico generado por la pandemia a través de la realización de actividades participativas y eventos en las localidades, para motivar a las juventudes a buscar su vocación y adquirir conocimientos, habilidades y destrezas que les permitan desempeñarse a futuro en el ámbito laboral formal.
¿Qué puede hacer la ESI? Fortalecer a cada joven desde su subjetividad para forjar una personalidad propia, única y sin prejuicios; que pueda defender sus ideales, luchar por construir un futuro mejor sin las limitaciones de las generaciones que les precedieron, apropiándose de las herramientas actuales que le ayuden a alcanzar una sociedad más justa, inclusiva y sostenible, que contribuya a la solución de problemáticas mundiales como el cambio climático, el desempleo, la pobreza, la desigualdad de género y la migración.
Apoyemos y sostengamos a las juventudes en estos tiempos difíciles, porque son el futuro.