
Hola Ma. Inés y cumpas: completo la tarea.
1. Piensen ¿Cómo dicen “¡Presente!” los cuerpos de cada estudiante que recibo año a año? Los cuerpos de mis estudiantes se rebelan a lo que consideran injusto, irrisorio, autoritario, incoherente, discriminatorio. Me refiero especialmente a las normas de vestimenta o a los comentarios estereotipados de docentes y preceptores (“eso no es de señorita o de caballero”). Por supuesto que son normas institucionales de convivencia, escritas hace años por autoridades ministeriales, universitarias o por los propios directores y asesores pedagógicos. El tema es que, como vimos en la clase 2, muches nacimos a fines del siglo XX, y fuimos educades por familias tradicionales y por escuelas normalistas. Y, si a estos datos le sumamos la religión, es un combo muy complejo de analizar.
Los cuerpos se exponen de modo casual o intencional: desde una remera de un equipo de fútbol o con una leyenda sexual (prohibidos en muchos colegios y escuelas), hasta en los aritos en orejas, narices o bocas, en el cabello teñido de colores vivaces, suelto, con cortes modernos, hasta en la ropa ajustada, corta, sexy. Y si hablamos de escuelas públicas o privadas, con delantal o uniforme, los cuerpos se muestran en el largo de la falda, o en las camisas y remeras pegadas.
2. Describo alguna situación para compartir en el foro.
Alumnes de mi escuela preuniversitaria elevaron una nota por medio del Centro de Estudiantes, expresando su malestar por este tipo de normas institucionales. Además, también protestaron por determinadas costumbres arraigadas, en las que se rotula a mujeres y varones y se da por entendido la separación estricta de roles (de mujeres o de varones) y por las prácticas en las clases de Educación Física, donde las chicas sólo aprenden coreografías y los varones, diferentes prácticas deportivas, mucho más divertidas. Una vez tratada la nota por el Consejo consultivo, se cambiaron algunas cuestiones.