La importancia de la contención

¿Es importante hablar de aborto en las escuelas? Sí. ¿Es un tema que cada docente debería abordar y responder desde los contenidos ESI? Sí. Y no solo es importante sino que se hace imprescindible en el contexto social en el que estamos viviendo con una regulación que aún no termina de reconocer que la IVE (interrupción voluntaria del embarazo) es un ejercicio de derechos humanos de toda persona con capacidad de gestar, dado que la salud integral debe interpretarse conforme a la definición que establece la OMS “estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones y enfermedades”.
Por María Inés Alvarado*
Desde hace tres semanas, la Red de Docentes por el Derecho al Aborto está llevando adelante, de manera virtual y autogestionada, sin ningún tipo de reconocimiento ministerial, el Curso para docentes: El Derecho al Aborto como contenido de la ESI con más de 7000 personas inscriptas, lo cual demuestra el interés y necesidad que tenemos como sociedad de acceder a información y material sobre el tema. Y, en medio de este contexto, me llega este testimonio:

Soy Juana, o Dolores, o Micaela, no importa mi nombre pero quiero contarles algo. Tengo 17 años y hace dos años que estoy de novia. Él es todo para mí, pero somos muy jóvenes como para pensar un futuro en común. Por eso nos cuidamos, bah, yo me cuido y, a veces, él también. Digo a veces, porque lo que voy a narrar empezó hace un poco más de dos meses, precisamente el día, o la noche, que quedé embarazada porque ni mi novio ni yo teníamos plena conciencia de la importancia de usar con conciencia los anticonceptivos.
Me enteré hace dos meses… un test de venta libre comprado en la farmacia, me lo confirmó… POSITIVO… El mundo se me vino abajo… me puse muy nerviosa… por culpa de esa pequeña rayita que decía que estaba embarazada, no sabía a quién recurrir.
Obviamente, a consecuencia de mi edad, y de que no me siento preparada psicológicamente, ni tampoco lista para contarles la situación a mis familiares más cercanos, decidí abortar con pastillas. Mi primera opción fue mi mejor amiga cuya hermana ya se había realizado un aborto con misoprostol; ella me dio algunos consejos y me sentí muy segura, pero necesitaba más ayuda.
Recordé que la esposa de un tío, que es profesional de la salud y está muy informada sobre el tema, tal vez podía ayudarme. Me explicó todo, paso a paso, no me juzgó ni condicionó y me hizo sentir muy segura de mi decisión. Me consiguió un turno en una salita y allí recibí todo el apoyo y contención que necesitaba. Me garantizaron confidencialidad, la gratuidad de las pastillas, me hicieron una ecografía para controlar y me explicaron el procedimiento paso a paso.
Ahora solo quedaba dar el paso. Arreglé con mi novio que lo haríamos en su casa durante la noche mientras Mercedes, su mamá, dormía, dado que no nos habíamos animado a hablarlo con ella. Afortunadamente, un día antes del proceso, pudimos contárselo. Y digo afortunadamente, porque no se que hubiésemos hecho sin ella. Fue clave su ayuda y contención durante el proceso.
Lo hice por la mañana, Mercedes me despertó a las 8 y me coloqué vía vaginal las primeras 4 pastillas. Durante la primera y segunda dosis, todo estaba bien. No sentí dolor, no sangré. El problema, comenzó en la última.
Pasadas las dos de la tarde y habiendo pasado media hora de la última dosis, comencé a levantar fiebre, y empecé a sangrar. Me repetía constantemente en la cabeza que es normal, que todo iba a estar bien y que no tenía que estar asustada. Para calmar los nervios, me acosté a dormir. Me desperté a la media hora porque los cólicos empezaron y venían acompañados de un dolor de cintura insoportable. Todas las personas que me acompañaron en el proceso me dijeron que iba a ser un dolor como si fuese menstrual; para mí, fue mucho más que eso.
Dormité un rato más, pero los dolores se mantuvieron durante dos largas horas. En un momento, me desperté de un salto porque sentí que había expulsado algo, corrí al baño… Sangre por todos lados. En el piso, en la cama, en el baño y en el inodoro. Mucha sangre. Me quede un rato inmóvil, mientras Mercedes limpiaba, porque yo no podía ni moverme del dolor. Abrí la ducha, me di un baño con agua tibia para limpiarme y bajar la fiebre. El sangrado había parado, pero estaba muy asustada. Pensaba: ¿será normal tanta sangre? ¿Y si tengo que ir a una guardia? No me resultaba buena idea, menor de edad, con una familia que no es la mía, y con un aborto recién hecho. Traté de calmarme, pero no podía.
En ese momento recordé la pauta de alarma que me dijo la doctora que me asistió: 4 toallitas llenas de sangre (al punto de rebalsar) en menos de dos horas. Pasaron 15 minutos e iba por la tercer toallita repleta y rebalsando. Me asusté, al igual que mi novio y su mamá. Estaba a nada de alcanzar la pauta de alarma. Mercedes logró hablar con la esposa de mi tío, quien nos tranquilizó bastante diciendo que aún era normal el proceso.
Después de eso, todo pareció entrar en calma. Fui al baño, expulsé varios coágulos, la hemorragia comenzó a cesar, la fiebre bajó y los dolores se calmaron mucho. Por suerte, no llegué a completar la pauta de alarma.
Al otro día, me sentí mucho más aliviada, y decidí escribir esto. No quiero escandalizar ni generar temor, al contrario. Quiero escribir y contar mi experiencia personal para concientizar que el aborto tiene que ser la última opción SIEMPRE. No se la pasa para nada bien y es una situación muy fuerte, tanto para quien la vive como para quienes te rodean y asisten, es dolorosa sí, pero si estás acompañada y contenida, la angustia es menor y te sentís mejor enseguida.
¿Por qué me pasó esto? Por ser imprudente y confiada. Existen muchos tipos de métodos anticonceptivos tanto masculinos como femeninos; hay que aprovecharlos. El aborto NO es un método anticonceptivo, siempre hay que evitarlo y saber que es la opción más dolorosa. ¿No te animas a ponerte el diu, el chip o las inyecciones por el dolor? Te puedo asegurar que el dolor de realizar un aborto durante más de seis horas es muchísimo peor.
Y si estás leyendo esto, porque tuviste la mala suerte de quedar embarazada y estás buscando una referencia; trata de estar acompañada. Yo, siendo menor, si no tenía la compañía de mi novio y su mamá (principalmente la de ella, que es mujer y entiende mucho más) no iba a poder. Y si podía, la iba a pasar mucho peor.
Si te pasa, asesorate, no estés sola. Buscá estar con alguien de confianza que pueda ayudarte en todo momento. Si sos menor, que una persona adulta que pueda acompañarte lo sepa. A veces es difícil confiar en un adulto por el miedo a que “nos reten”. Pero siempre hay una mujer que nos de su mano, su abrazo y su contención. Si crees que tu mamá no puede ayudarte, puede ser la mamá de tu novio, la mamá o hermana de una amiga, una tía, una médica de confianza, o hasta esa profesora que ayuda a abrirles la cabeza. Siempre recurrí a alguien, preferiblemente mujer.
Y si sos mayor y podes confiar en tu mamá, en una amiga o en una pareja que no va a juzgarte sin ningún problema, tené seguridad y tranquilidad porque todo va a estar bien; no hay nada mejor que sentirte contenida cuando una mujer te acompaña y recibe en sus brazos.
Ojalá nunca deban tomar la decisión, pero si les pasa, que mi historia ayude a dar seguridad y sea un consejo para quienes tengan que vivirla. Y puedan, como yo, quedar eternamente agradecida a las mujeres que me contuvieron!
El relato terminaba acá. Pero desde que lo leí no dejé de preguntarme como ayudamos a estas tantas Juanas, Dolores o Micaelas, no importa el nombre; o a la misma Mercedes, y otras mujeres que acompañan estos procesos en el silencio y la clandestinidad. Sabemos que existen varios temores por parte de docentes y familias para hablar de aborto, pero ¿qué pasa cuando una persona con capacidad de gestar, menor de edad, con poca o nula información queda embarazada sin desearlo ni buscarlo? ¿Dónde recurre? ¿A quién/es puede consultar? ¿Qué responsabilidad deben tener las obras sociales para acompañar? ¿Qué conocimiento tienen les adolescentes sobre anticoncepción hormonal de emergencia? ¿Por qué el Estado no se hace responsable? Les docentes somos quienes estamos en contacto directo y permanente en las escuelas y es nuestra responsabilidad ayudarles a acceder a sus derechos. Y uno de ellos es sacar al aborto de la clandestinidad docente y ponerlo en la currícula de contenidos ESI.
Sin duda, la frase Educación Sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar, Aborto Legal para no morir, es el grito que debe cerrar esta nota.

Imagen de Portada: Florencia Pérez de Alba
*Docente, comunicadora. Titular de La ESI en juego
Columnista de Diario Digital Femenino en la Sección: De ESI Sí Se Habla